XXI
¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Yo sé cual el objeto
de tus suspiros es;
yo conozco la causa
de tu dulce secreta languidez.
¿Te ríes?...Algún día
sabrás, niña, por qué
Tú lo sabes apenas
y yo lo sé.
Yo sé cuándo tu sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro, puedo
lo que callas
en tu frente leer.
¿Te ríes?...Algún día
sabrás, niña, por qué.
Tú lo sabes apenas,
y yo lo sé.
Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez;
yo penetro en los senos
misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes?...Algún día
sabrás, niña, por qué;
mientras tú sientes mucho
y nada sabes
yo que no siento ya,
todo lo sé.
LXI
Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho
a la orilla de mi lecho
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano tienda
próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral)
una oración al oírla
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿quién, en fin, al otro día
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?
LXVIII
No sé lo que he soñado
en la noche pasada.
Triste, muy triste, debió ser el sueño,
pues despierto la angustia me duraba.
Noté al incorporarme
húmeda la almohada,
y por primera (vez) sentí al notarlo
de un amargo placer enchirse el alma.
Trsite cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
más tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!
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