Yo os digo: aún tenéis caos y colisiones de astros en vosotros
para poder originar una danza sideral.
FRIEDRICH NIETZSCHE
¡Cuántas personas viven permanentemente endeudadas! Sus 650.000 horas no les pertenecen. Están hipotecadas. Son parte del pago a quien los ha traído al mundo, a quien los ha cuidado, alimentado, ayudado, a su pareja, a su amigo...o por lo menos así se lo han intentado hacer creer. Hay deudas que generan intereses tan altos que no pueden saldarse en toda una vida. Los acreedores se encargan de recordarlo. El hecho de no pagar supone un incremento del interés y una sanción de sentimiento de culpa.
No deberíamos entrometernos en el destino de los demás. La no implicación, que en ningún modo supone desinterés, es una forma de respeto, una estrategia preventiva de conflictos y una forma de no generar deudas emocionales.
Vivir dependientemente de la energía suministrada por otros es poco inteligente. Dijo Hipócrates que si el hombre fuese uno no sufriría. Quizá se refería a que el dolor es consecuencia de la división interna, de la incoherencia entre lo que uno es y lo que uno hace, lo que uno siente y lo que uno piensa, lo que uno sueña y lo que uno se permite esperar. El resultado es la melancolía por lo que pudo haber sido y no permitimos que fuera o bien el resentimiento por sentirnos deudores por algo que no hemos pedido. Sufrimiento por haber permitido que nuestra vida esté hipotecada hasta el final de nuestros días.
CORAZÓN QUE SIENTE, OJOS QUE VEN
de Mercè Conangla y Jaume Soler
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