TODOS LOS SERES HUMANOS ESTÁN INMERSOS EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ INTERIOR. Y, AUNQUE CONOCEN LOS CAMINOS MUNDANOS Y PUEDEN OBTENER TODO LO QUE DESEAN, SABEN QUE LO MÁS PRECIOSO ES LA PAZ INTERIOR PERO ¿QUÉ ES ESTA PAZ? ¿UNA IDEA? ¿UNA EXPERIENCIA? ¿CÓMO SE PUEDE ENCONTRAR?







jueves, 16 de septiembre de 2010

La muerte de los animales bajo custodia


La muerte es un fenómeno objetivo, físico, cósmico y -en sí mismo- moralmente neutral. Lo que puede ser un mal moral es la muerte provocada innecesariamente por la interferencia de un agente humano.
Como señala James Rachels "la ética del matar y la ética del producir dolor involucran cuestiones fundamentalmente diferentes, y ambas deberían mantenerse separadas. La regla contra el producir dolor se aplica a todas las criaturas capaces de sufrimiento (...); pero se requiere algo mas para caer bajo la protección de la regla contra el matar".
Al hablar de la muerte de un animal producida por el humán, hay que distinguir el caso de los animales bajo custodia humana y el de los animales salvajes.
En el caso de los animales de comida, es decir, de la ganadería y la piscicultura, los ganaderos cuidan y alimentan a los animales que luego van a sacrificar en el matadero. Los animales cuya muerte provoca el ganadero no habrían existido ni vivido si no fuera por su interferencia artificial. En este caso, no veo objeción moral alguna a la muerte artificial del animal, siempre que ésta se realice sin dolor.
De hecho, la mayor parte de la ganadería industrial actual es completamente inmoral, pues impide que los animales tengan vidas mínimamente aceptadas y felices, confinándolos en espacios pequeños en los que apenas pueden moverse, separando a las madres de las crías, y, en general tratando sin repseto alguno a los animales, como si fueran meras máquinas de convertir vegetales en carne. A veces el transporte al matadero y la propia matanza se realizan en condiciones de hacinamiento, dolor y angustia para los animales. Pero contra la ganadería que mantiene libres  a los animales y los mata sin dolor no hay nada que objetar. Los cerdos felices de Jabugo no están encerrados en un establo miserable, sinó que deambulan por las dehesas alimentándose de bellotas. Las gallinas que corrrotean libremente por una granja abierta tienen una vida incomparablemente más feliz que sus congéneres confinadas en minúsculas jaulas y condenadas a la conversión de pienso en huevos bajo una iluminación artificial. Las ovejas de pastoreo viven mejor que los terneros de engorde. Los humanes que consideran moralmente a los animales deberían exigir como votantes la prohibición legal de la ganadería degradante. Mientras tanto, como consumidores deberían rechazar los productos procedentes de granjas sin garantías de respeto al animal.
Además. el crecimiento incontrolado de la población humana y el excesivo consumo de carne han llevado al aumento irresponsable de la superfície de pastos, con frecuencia a costa de la roturación de bosques y la destrucción de ecosistemas de inmenso valor biológico, con el consiguiente exterminio de la rica diversidad de animales y otros organismos que los habitan.
Desde hace ya 3.000 años hay una tradición muy larga y respetable, la del vegetarianismo, que se opone a que matemos animales para comerlos bajo ninguna circunstancia. Hay muchas cosas que decir a favor del vegeterianismo: es bueno para la salud; aprovecha mejor los recursos de la tierra (la conversión de plantas en carne es poco eficiente; cominedo los vegetales directamente se puede alimentar a mas gente); elimina radicalmente los sufrimientos animales ligados a la ganadería industrial, así como la necesidad de nuevos pastos; y muestra el máximo respeto por los otros animales, negándose a comerlos, como nos negamos a comer a otros humanes (con independencia del sabor de su carne asada). Hay pocas cosas que decir en contra: las dietas vegetarianas  a veces son unilaterales y descompensadas, por lo que la salud puede resentirse; la comida de unos animales por otros es un rasgo de las cadenas alimenticias de la naturaleza, que como tal no tiene nada de moral ni inmoral; y si no fueran comidos por los humanes, los animales de granja o no existirían o serían comidos por otros predadores. En resumen el vegetarianismo es un ideal elevado, pero no es una consecuencia necesaria de nuestras intuiciones y argumentos morales. Por otro lado, mucha gente come demasiada carne, y tanto la salud humana como la de la biosfera se beneficiarían de una reducción de la carne en nuestra dieta.
En el caso de los animales de compañía, lo importante es ofrecerles un modo de vida adecuado a su naturaleza. Los loros y los guacamayos están hechos para revolotear por la selva tropical. Es un crimen tenerlos encerrados en una jaula. Los cánidos están hechos para andar muchos km cada día. Tienen que moverse y correr para estar sanos física y psíquicamente. Por eso es un crimen tener a un perro siempre encadenado, o encerrado en un apartamento. Quien no pueda permitirse sacarlo a pasear, que no adquiera un perro. Tienen que ser alimentados y cuidados y acariciados. Y nunca deben ser abandonados, pues el abandono no sólo es una traición al compañero más fiel imaginable, sinó que además sume al can en un estado de desesperación psicológica. Pero si el animal de compañía sufre un accidente del que no se repone, o está gravemente enfermo, o ha de ser abandonado al no encontrar quien lo acoja, no veo objeción moral a matarlo (sin dolor). La eutanasia es preferible a la mala vida.

LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES de Jesús Mosterín

No hay comentarios:

Publicar un comentario