...estoy conforme con la naturaleza de las cosas; no apartarse de ella y formarse según sus leyes, tomándola como modelo, eso es la sabiduría. Bienaventurada es, por tanto aquella vida que se ajusta a su naturaleza; que no puede concebirse de otra manera, que si teniendo la mente sana y hallándose en posesión perpétua de su buena salud, después, si es fuerte y vehemente, entoces será hermosísima y sufrida, apta para todos los tiempos y cuidadosa de su cuerpo y para todo aquello que le pertenece; sin embargo, no debe inquietarse demasiado; he de ser escrupuloso en las otras cosas que llenan la vida, sin buscar la admiración de los demás: pero sin servirse de los bienes de la fortuna con avaricia, haciéndose esclavo de ellos. Debes entender, aunque yo no te lo añadiera, que, después de haber desterrado todas aquellas cosas que nos irritan o nos causan terror, se consigue una tranquilidad perpétua y la libertad. Porque, en lugar de los placeres, en lugar de otras satisfacciones que son insignificantes y frágiles, además de perniciosas por su misma carrera de desconciertos, surge un inmenso gozo, inquebrantable y continuado; entonces viene la paz en bella armonía con el espíritu, y la grandeza, en estrecha unión con la mansedumbre. Porque en efecto, toda la fiereza tiene su origen en la enfermedad.
Diálogos breves: Sobre la felicidad, capítulo III de SÉNECA (año 62 d.C.) |
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