El amor es una especie de locura, decía Platón, una locura divina. Hoy hablamos del amor como si fuera principalmente un aspecto de la relación y además, en buena medida, algo sometido a nuestro control. Nos preocupamos por como hacerlo bien, por como tener éxito en él, cómo superar sus dificultades y cómo sobrevivir a sus fracasos. En muchos de los problemas que la gente explica en terapia están en juego las altas expectativas y las experiencias más profundas del amor. Obviamente el amor nunca es simple, va acompañado de luchas con el pasado y esperanzas para el futuro y está cargado de mucho material que puede tener una conexión muy remota -si la tiene-con la persona q es su objeto manifiesto.......Nuestro amor por el amor y nuestras altas expectativas de q de alguna manera nos complete la vida, parecen ser una parte inevitable de la experiencia amorosa, como si el amor nos prometiera que las abiertas heridas de la vida cicatrizarán y sanarán. De nada sirve que en el pasado nos haya demostrado que es doloroso e inquietante: en él hay siempre algo de autorrenovación. Como las diosas de Grecia, pueden renovar su virginidad en un baño de olvido.
Me imagino que cada vez que experimentamos el amor aprendemos algunas cosas sobre él. Al fracasar en una relación decidimos que jamás volveremos a cometer los mismos errores. En alguna medida, nos endurecemos, y quizás nos volvamos un poco mas prudentes, pero el amor es eternamente joven y manifiesta siempre algo de la locura de la juventud. Entonces, quizá sea mejor no dejarse abatir demasiado por el sufrimiento y los callejones sin salida del amor, y tratar en cambio de aceptar q el vacío forma parte de su herencia y por lo tanto de su misma naturaleza. No es necesario hacer grandes esfuerzos para evitar pasados errores ni para aprender a ser mas listo en el amor. Quizá lo que hemos adelantado después de que nos haya devastado sea simplemente poder entregarnos otra vez libremente a él, a pesar de nuestras sospechas, y aproximarnos aún mas a la oscuridad y el vacío que son necesarios para el amor.
Puede ser útil considerar al amor no tanto como un aspecto de la relación, sinó mas bien como un acontecimiento del alma.
Ficino dice que las cosas de la vida cotidiana que nos hechizan acercándonos a la eternidad son "mágicos señuelos". En otras palabras, lo que parece ser una relación totalmente terrena entre dos individuos humanos es al mismo tiempo una senda que conduce a vivencias del alma mucho mas profundas.
Robert Burton , en su voluminoso libro de autoayuda del siglo XVII, Anatomía de la melancolía, dice que para el melancólico malestar del amor no hay mas que una cura: entregarse a él con abandono. Algunos autores afirman todavía hoy que el amor romántico es una ilusión tan engañosa que es necesario desconfiar de él y no perder la cabeza para no descarriarnos. Pero este tipo de advertencias revelan que se desconfía del alma. Quizá necesitemos que el amor nos cure nuestro apego a una vida sin fantasía. Tal vez una función del amor sea curarnos de la anemia que sufre nuestra imaginación, de una vida desprovista de ataduras románticas y abandonada a la razón.
(EL CUIDADO DEL ALMA-Thomas Moore)
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