Una vez pregunté a mi maestra, mi abuela, por qué un hombre que vivía en nuestro pueblo nunca parecía ser feliz, a pesar de tener todas las cosas positivas que la vida puede ofrecer: gozaba de buena salud, tenía una familia encantadora, un buen empleo y también una abundante mata de cabello. La respuesta fué simple, pero profunda: "La vida no puede hacer feliz a una persona egoísta, cualesquiera que sean las satisfacciones temporales de las que pueda disfrutar. Pero si uno vive para procurar alegría a los demás -añadió-, la vida no podrá sino ofrecerle alegría".
(Tu vida es tu mensaje de Eknath Easwaran)
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