TODOS LOS SERES HUMANOS ESTÁN INMERSOS EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ INTERIOR. Y, AUNQUE CONOCEN LOS CAMINOS MUNDANOS Y PUEDEN OBTENER TODO LO QUE DESEAN, SABEN QUE LO MÁS PRECIOSO ES LA PAZ INTERIOR PERO ¿QUÉ ES ESTA PAZ? ¿UNA IDEA? ¿UNA EXPERIENCIA? ¿CÓMO SE PUEDE ENCONTRAR?







martes, 4 de enero de 2011

Samadhi - Paramahansa Yogananda

Desvanecidos los velos de luz y sombra,
esfumado todo vapor de tristeza,
dispersas las auroras de las efímeras alegrías,
disuelto el sombrío espejismo sensorio.
Amor y odio, salud y enfermedad, vida y muerte,
sombras falsas en la pantalla de la dualidad, perecieron.
Acallada ha quedado la tormenta de Maya,
por la varita mágica de la honda intuición.
Presente, pasado y futuro no son para mí,
solo el siempre presente yo, que todo lo abarca; yo en todo.
Planetas, estrellas, polvo de estrellas, la Tierra,
erupciones volcánicas de cataclismos finales,
la hornaza donde se forja la creación,
glaciares de silenciosos rayos X, inundación de ardientes electrones,
pensamientos de todos los hombres, pasados, presentes y venideros,
cada hoja de hierba, yo mismo, la humanidad,
toda partícula de polvo universal,
ira, codicia, bien, mal, salvación y lujuria,
todo lo transmuté, todo lo asimilé
en el vasto océano de sangre de mi propio y único Ser.
Humeantes rescoldos de gozo, avivados por la meditación,
que cegaban mis llorosos ojos,
ardieron en llamas inmortales de dicha,
consumieron mis lágrimas, mi cuerpo, mi todo.
Tú eres yo, yo soy Tú,
Congnoscente, Conocedor y Conocido, ¡todo Uno!
Apacible, inalterable emoción, eternamente viviente, paz siempre renovada,
gozo más allá de toda expectación imaginada, es la
¡bienaventuranza del samadhi!
No un incosnciente estado
o anestesia mental sin regreso voluntario,
el samadhi extiende mi reino cosnciente
más allá de los límites de mi ser mortal
hacia el más lejano confín de la eternidad, donde Yo, el Mar Cósmico,
contemplo al pequeño ego flotando en Mi.
Los móviles murmullos de los átomos resultan audibles,
la oscura tierra, las montañas y los valles ¡se licuan!
¡Fluyentes océanos tórnanse vapores de nebulosas!,
Om sopla sobre los vapores, abriendo prodigiosamente sus velos,
los océanos aparecen revelados en luminosos electrones,
hasta que al fin el sonido del tambor cósmico
desvanece las materiales luces en eternos rayos
de omnipresente bienaventuranza.
Del gozo vine, por el gozo vivo y en el sagrado gozo fundo mi ser.
Océano de la mente, bebo todas las olas de la creación.
Los cuatro velos de sólidos, líquidos, vapores y luz se elevan libres.
Yo, presente en todo, entro en el Grandioso Yo.
Partieron para siempre las ágiles y cintilantes sombras de la mortal memoria;
mi cielo mental está totalmente despejado: abajo, adelante y muy en lo alto;
la Eternidad y yo, un solo rayo unido somos.
Yo, una pequeña burbuja de risa,
me he convertido en el mismo Mar de la Dicha.

Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda

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