TODOS LOS SERES HUMANOS ESTÁN INMERSOS EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ INTERIOR. Y, AUNQUE CONOCEN LOS CAMINOS MUNDANOS Y PUEDEN OBTENER TODO LO QUE DESEAN, SABEN QUE LO MÁS PRECIOSO ES LA PAZ INTERIOR PERO ¿QUÉ ES ESTA PAZ? ¿UNA IDEA? ¿UNA EXPERIENCIA? ¿CÓMO SE PUEDE ENCONTRAR?







jueves, 14 de abril de 2011

Tu práctica diaria

Pregunta el discípulo al maestro:
- ¿A qué hora del día haces tus prácticas?
El maestro responde:
- Si divides, no hay práctica.

En zen insiste en la posibilidad de rescatar la verdad a través de nuestra vida diaria, de ese fluir vital que puede ser grato o ingrato, según nuestra actitud interior, constructivo o destructivo, y cuya capacidad para formarnos y hacernos crecer depende exclusivamente de uno mismo. Toda la vida se convierte en una práctica meditativa, incluso lavar los platos, como dice el monje Tich Nhat Hanh.



Pregunta al maestro:
-¿Percibes la fragancia de las flores?
-Si - responde el discípulo
- Entonces, hijo, no tengo nada que enseñarte

He aquí la gran verdad que se nos escapa: la fragancia de las flores, o el viento batiendo las ramas de los árboles, o esa nube en el firmamento que por sí misma no sabe del bien ni del mal, ni de dualismos ni de fórmulas, ni de lo grato ni de lo ingrato.
Nos indica el zen que la mente pura es aquella que está mas allá de la mente pura y de la mente impura, aquella capaz de surgir cuando se da una conjunción de los contrarios, que es vacua y plena al mismo tiempo, intemporal, dueña de la mas amplia y penetrante cosnciencia. Para que una mente se manifieste en todo su vigor y espontaneidad son necesarios el trabajo interior, la disciplina, el coraje y el esfuerzo, la meditación.



Pregunta el discípulo:
- ¿Qué es la verdad?
- La vida de cada día

En la vida de cada día solo se aprecia eso: la vida vulgar y corriente de cada día, pero la verdad no se ve por ningún lado. Ahí está la diferencia, en que unos la ven y otros no.  [...]
Una mente que no envejece, que no se ancla, que se renueva, nos indicará la puerta a cada instante y nos abrirá nuestra puerta interior, aquella que conduce al buda que reside en nosotros. [...]
La búsqueda de esta mente exige tiempo, pero es la garantía del equilibrio interior.
Ingeniería emocional - Ramiro A. Calle

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