Meditación So ham
Entre la enorme variedad de mantras que nos ofrece la tradición, uno es reconocido como el sonido interior, como el ruido que se produce en nuestra alma cuando el aire (que lleva consigo la energía) entra y sale de nuestro cuerpo. Este sonido, este mantra, es So ham.
La meditación So ham cuenta con todos los beneficios de la meditación con mantras, pero además resulta un potente reactivador del sistema nervioso, que purifica y equilibra los canales energéticos del cuerpo y, gracias a la armonía que un correcto flujo energético permite, nos ayuda a elevar la conciencia a un plano superior, lejos de las polaridades que nublan la mente. Esta técnica se basa en dirigir la atención hacia uno mismo y repetir con nuestra voz interior (aquélla que habla al corazón mejor que nuestra voz física) So ham. Que es llamado muchas veces "el mantra que no se recita", porque no es tanto una frase que debemos pronunciar, sino más el sonido que nuestro cuerpo produce naturalmente al respirar:
• Cuando inhalamos aire, producimos un sonido "sah".
• Cuando exhalamos, producidos un sonido "ha", a la que se le agrega en forma automática una "m" final.
En sánscrito, la "ah" se pronunciaba "o", y así identificaron el mantra natural: So ham. Algunas escuelas del budismo prefieren iniciar los ejercicios de meditación con la exhalación, y por lo tanto llaman a este mantra Hamsa. Pero poco importa cuál es el orden de sus sílabas, porque este mantra posee un significado poderoso y enigmático: significa literalmente "Yo soy eso".
Y el "eso" al que nos referimos es la energía que ingresa y sale de nuestro cuerpo mientras respiramos. Repetir So ham es igual a reafirmar que somos parte de la Energía Cósmica que dio origen al Universo, que no estamos alejados de la Llama Divina, sino que la Divinidad está dentro de nosotros también.
Los faquires, que son los musulmanes de la India, usan el mantra "Al Haq", cuya traducción es igual a la de So ham. Porque este mantra no es propio del mundo occidental: incluso puede encontrarse la frase "Yo soy eso" en la Biblia (en el libro del Éxodo). Es un mantra que todas las religiones de todo el mundo han acuñado y hecho propio, porque el creyente que lo repite en forma constante siente cómo crece dentro de sí la presencia de la instancia superior del Universo.
La fuerza de las afirmaciones ha sido destacada en nuestra época por la psicología, que asegura que repetir en voz alta una frase es una forma de convencernos. Por ejemplo, si una persona que siente mucho odio hacia el mundo, las personas y su propia vida, se para frente a un espejo y se dice a sí mismo, repetidas veces, "te perdono", pronto verá que se siente más relajado, y que los niveles de furia en su interior se reducen. Porque expresar verbalmente un sentimiento dispara un proceso químico en el cerebro que produce la emoción que estamos verbalizando.
Por supuesto, So ham es una expresión sagrada y no sólo una afirmación. De hecho, en sánscrito significa "cisne dorado", animal que es un símbolo de pureza.
Como todo mantra, no debemos repetir So ham en forma mecánica, sino realmente sintiendo cada sílaba. Las palabras tienen un poder que va más allá del significado (que es captado por la mente racional), su sonoridad resuena en nuestra mente intuitiva, se relaciona con nuestras emociones y sentimientos y, al repetirse en forma regular, puede llevarnos a un estado parecido a un trance, que nos ayuda a adentrarnos en las profundidades del Ser.
El procedimiento de esta técnica meditativa es bastante sencillo. Primero decimos, con nuestra voz interior, el vocablo "so" cuando inhalamos aire, y "ham", cuando exhalamos. Es decir, nos volvemos conscientes del sonido que la respiración produce naturalmente.
Este proceso recibe el nombre de ajapa-mantra, que quiere decir que los labios no se mueven durante la pronunciación del mantra.
El espacio entre los dos vocablos, que va aumentando conforme se intensifica más el estado meditativo, es el espacio de la conciencia verdadera. Este espacio silencioso crece y por lo tanto aumenta nuestra conexión con la Energía Cósmica. El objetivo de todo maestro en meditación es lograr que este espacio entre el so y el ham crezca, porque es el espacio de comunión entre el ser humano y la instancia superior.
Las personas respiramos un promedio de 22.000 veces por día. Si pudiéramos alcanzar un estado de conciencia superior en tan sólo un pequeño porcentaje de estas respiraciones, la claridad mental que alcanzaríamos sería suficiente para modificar significativamente nuestro estilo de vida. El estrés, sencillamente, desaparecería.
Porque, al fin y al cabo, la respiración es vida. Sencillamente, si no respiramos no podemos vivir. Cuando una persona tiene un accidente y su cerebro está privado de oxígeno por algunos instantes, sufre daños irreparables. Volvernos conscientes del sonido de la respiración, pronunciarlo repetidamente, es igual a reconocer la importancia de la respiración.
Seamos honestos: ¿cuántos de nosotros prestamos atención a nuestra respiración? Salvo quienes practican meditación, nadie se fija nunca en el proceso por el cual respira. Que la respiración sea un proceso involuntario (es decir, que realizamos en forma inconsciente, sin tener que pensarlo), no cambia el hecho de que es fundamental.
Reconocer su existencia por medio del mantra So ham es volvernos conscientes de aquello que nos mantiene vivos. Es conectarnos íntimamente con el procedimiento por el cual las células se alimentan (recordemos que el oxígeno es su combustible). Y como las celulas son las que hacen que las funciones de nuestro cuerpo se realicen, un acto tan sencillo, tan aparentemente insignificante como repetir So ham varias veces mientras meditamos, es respetar a nuestro cuerpo y el casi mágico proceso por el cual funciona.
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