TODOS LOS SERES HUMANOS ESTÁN INMERSOS EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ INTERIOR. Y, AUNQUE CONOCEN LOS CAMINOS MUNDANOS Y PUEDEN OBTENER TODO LO QUE DESEAN, SABEN QUE LO MÁS PRECIOSO ES LA PAZ INTERIOR PERO ¿QUÉ ES ESTA PAZ? ¿UNA IDEA? ¿UNA EXPERIENCIA? ¿CÓMO SE PUEDE ENCONTRAR?







sábado, 31 de marzo de 2012

Entrevista a Annie Marquier

Muy recomendable.....no os perdáis esta entrevista a Annie Marquier (mas abajo también encontraréis otro link a otra entrevista que se publicó recientemente en un periódico).


....el ser humano es fundamentalmente bueno, porta en sí una esencia de gran calidad ¿por qué a veces se comporta de manera tan tremendamente negativa y brutal? lo cierto es que existen ciertos mecanismos de la conciencia que le impiden acceder a su fuente interior.....


"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses". Y ése es el trasfondo de la búsqueda del ser humano, el conocimiento de sí mismo. Pero no solo el conocimiento superficial que puede dar la psicología sino un conocimiento profundo.....


....es el alma la que me dirige en cada momento de la vida y escoge para mi, las situaciones, las circunstancias y personas que debo encontrar para el desarrollo de mi proceso evolutivo...


...tenemos un cuerpo físico, tenemos emociones, tenemos pensamientos, pero...¿quién los tiene??...somos una esencia profunda que posee un instrumento llamado EGO, hecho de pensamientos, emociones y energía física. Eso es un instrumento. Y un instrumento es una máquina. El problema es que cuando no estamos en contacto con nuestra esencia, es la máquina la que rige nuestra vida....

Annie Marquier

El breve espacio en que no estás - Pablo Milanés


Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio en que no está...
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará.
Rompe todos mis esquemas, no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que dá.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté «¿te quedarás?».
Temo mucho a la respuesta de un «jamás».
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta
mas se acerca a lo que yo simplemente soñé...

jueves, 29 de marzo de 2012

Inter-existencia


En esta hoja de papel que sostienes entre tus manos flota una nube.
Sin nubes no hay lluvia, y sin lluvia los árboles no pueden crecer; sin árboles, no podemos elaborar papel.
La nube es esencial para que exista el papel. Si la nube no está allí, la hoja de papel tampoco puede estarlo, de modo que la nube y el papel inter-existen.
Si miramos más profundo en esta hoja de papel, podemos ver cómo en ella brilla el Sol. Si no hay luz solar, el bosque no crece. De hecho, nada puede crecer sin ella. Ni siquiera nosotros podemos crecer sin sol. Por tanto, sabemos que en esta hoja de papel también brilla el Sol; el papel y el Sol inter-existen.
Y si seguimos mirando, veremos al leñador que cortó el árbol y lo llevó al molino para convertirlo en papel. Y veremos el trigo.
Sabemos que el leñador no puede sobrevivir sin su pan cotidiano, y por tanto el trigo del que hizo su pan también está contenido en esta hoja de papel. Y también están presentes los padres del leñador.
Si profundizamos todavía más, veremos que nosotros también estamos en ella, porque cuando observamos una hoja de papel ésta forma parte de nuestra percepción. Por tanto, en esta hoja de papel está todo.
No puedes encontrar una sola cosa que no esté en ella: el tiempo, el espacio, la tierra, la lluvia, los minerales del suelo, la luz del sol, la nube, el río, el calor. Todo coexiste con esta hoja de papel. «Ser» es «inter-existir».
Tú no puedes existir por tu cuenta, aislado. Debes inter-existir con todo lo demás. Esta hoja de papel existe porque existe todo lo demás. Aun siendo tan fina como es, esta hoja de papel contiene en su interior todo lo que hay en el universo.

Thich Nhat Hanh 

Conócete a ti mismo


Todo lo que sabemos de nosotros está marcado por nuestra cultura, nuestra sociedad, nuestra economía, nuestra ciencia y nuestra moral. Sin embargo, nosotros somos los que hemos inventado todo esto. La economía nos define: ricos o pobres; la cultura: abiertos, trabajadores o puntuales; la moral: buenas o malas personas. Todo lo que nosotros, como especie humana, hemos creado, lo usamos para definirnos. Nuestra educación no puede enseñarnos quiénes somos porque la hemos creado nosotros a ella; nuestra cultura no puede mostrarnos cómo somos porque también la inventamos nosotros a ella. Sólo aquello que nos creó a nosotros puede mostrárnoslo. Nuestra alma es en esencia la misma esencia del universo y esa esencia es nuestra creadora. ¿Nos hemos dado cuenta de que no somos conscientes de nuestra alma? Hemos perdido la percepción de nuestro punto central, de aquello inmutable que mueve nuestra vida, aquello a través de lo que percibimos la paz, el amor y la felicidad perfectos, y les hemos dejado ese papel a los sentidos físicos, que sólo nos informan de cómo sobrevivir pero no de cómo vivir. Por esta razón, nos solemos sentir tan perdidos en la vida cuando algo de lo que nosotros hemos creado va mal.


Revista Namasté
http://www.revistanamaste.com/conocete-a-ti-mismo-y-moveras-el-mundo/

sábado, 24 de marzo de 2012

Absoluto


A la única Existencia, única Realidad, única sustancia, se le llama en sánscrito Brahman, en occidente se le llama Dios; en terminología filosófica, el Absoluto, y las Upanishads le llaman Aquello, porque no le cuadra nombre alguno.

Vivekananda

martes, 20 de marzo de 2012

El corazón tiene cerebro - Annie Marquier





Bonita entrevista.....no os la perdáis!:

Lo que quiero ahora - Angeles Caso

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

Angeles Caso - La Vanguardia
http://www.lavanguardia.com/magazine/20120119/54245109494/lo-que-quiero-ahora-angeles-caso.html

domingo, 4 de marzo de 2012

Tengo miedo


Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

Pablo Neruda